martes, 17 de septiembre de 2013

Divagar te Hace Infeliz?

Cuándo somos más felices? Cuando nos quedamos en el momento, dice el investigador Matt Killingsworth. 

Este ensayo está basado en la plática de TED del 2011 por Matt Killinsworth

Cuáles son las mayores causas de la felicidad humana?

Es una pregunta importante, pero una que la ciencia aún tiene que contestar completamente. Hemos aprendido mucho acerca de los factores demográficos de la felicidad y como es afectada por condiciones como el dinero que se gana, educación, género, y matrimonio. Pero los resultados científicos son sorprendentes: Factores como estos no parecen tener efectos particularmente fuertes. Sí, las personas son generalmente más felices si ganan más en vez de menos, o estando casadas en lugar de solteras, pero las diferencias son bastante modestas. 



Aunque nuestras metas en la vida a menudo girar en torno de este tipo de pilares, mi investigación es dirigida por la idea de que la felicidad quizás tenga que ver con los contenidos de nuestras experiencias momento a momento que con las condiciones generales de nuestras vidas. Ciertamente parece que los aspectos cambiantes de nuestra vida diaria - tales como lo que estamos haciendo, con quienes estamos, y en qué estamos pensando - tienen una gran influencia en nuestra felicidad, y no obstante estos son los mismos factores que han sido más difíciles de estudiar para los científicos. 

Hace pocos años, encontré una manera de estudiar la felicidad momento a momento de las personas en la vida diaria en una escala masiva, en todo le mundo, algo que no habíamos sido capaces de hacer antes. Esto tomó la forma de rastrea tu felicidad trackyourhappiness.org, la cual usa el iPhone para monitorear la felicidad de las personas en tiempo real. 

Mis resultados sugieren que la felicidad es de hecho altamente sensible a los contenidos de nuestra experiencia momento a momento. Y uno de los predictores más poderosos de la felicidad es algo qe a menudo hacemos sin darnos cuenta: divagar. 

Estar aquí y ahora

Como seres humanos, poseemos una habilidad cognitiva única y poderosa para concentrar nuestra atención en algo diferente a lo que está pasando en el aquí y el ahora. Una persona podría estar sentada en su oficina trabajando en su computadora, y no obstante podría estar pensando en otra cosa completamente diferente: las vacaciones del mes pasado, que va a comer, o preocuparse de que se está quedando calvo. Esta habilidad para concentrar nuestra atención en algo diferente al momento presente es realmente impresionante. Nos permite aprender, planear y razonar en formas que ninguna otra especia de animal puede. Y no obstante no está claro que relación hay entre nuestro uso de esta habilidad y nuestra felicidad. 

Probablemente has escuchado a personas sugerir que deberías estar concentrado en el presente. "Estar aquí y ahora", como aconsejaba Ram Dass en 1971. Quizás, para ser feliz, necesitamos quedarnos completamente inmersos y concentrar nuestra experiencia en el momento. Quizás este sea un buen consejo; quizás el divagar es algo malo.

Por otro lado, cuando nuestras mentes divagan, están sin ataduras. No podemos cambiar la realidad física frente a nosotros, pero podemos ir a otro lugar en nuestras mentes. Ya que sabemos que las personas quieren ser felices, quizás cuando nuestras mentes divagan tendemos a ir a algún lugar más feliz que la realidad que dejamos atrás. Tendría mucho sentido. En otras palabras, quizás los placeres de la mente nos permiten incrementar nuestra felicidad divagando. 

Ya que son un científico, quise tratar de resolver este debate con algo de datos. Recolecté estos datos usando trackyourhappiness.org.

Cómo funciona?, Básicamente, mando señales a las personas en momentos al azar a través del día, y después les hago preguntas acerca de su experiencia en el instante justo antes de la señal. La idea es que si podemos ver cómo la felicidad de las personas incrementa y disminuye en el curso del día, y tratamos de entender cómo cosas como lo que las personas están haciendo, con quien están, en qué están pensando, y todos los otros factores que describen nuestras experiencias se relacionan con esos aumentos y disminuciones en la felicidad, podríamos eventualmente ser capaces de descubrir algunas de las causas mayores de la felicidad humana. 

En los resultados que voy a describir, me concentraré en las respuestas de las personas a tres preguntas. La primera fue una pregunta de felicidad: Cómo te sientes? en una escala con rangos desde muy mal a muy bien. Segunda, una pregunta de actividad: Qué estás haciendo? en una lista de 22 diferentes actividades incluyendo cosas como comer y trabajar y ver la televisión. Y finalmente una pregunta sobre divagar: estás pensando en otra cosa diferente a lo que estás haciendo? Las personas podrían decir no (en otras palabras, están concentrados solamente en la actividad actual) o si (están pensando en algo más). También preguntamos si el tema de esos pensamientos es placentero, neutral o desagradable. Cualquiera de estas respuestas de si  es a lo que llamamos divagar. 

Hemos sido afortunados con este proyecto por recolectar muchos datos, muchos más de los que este tipo de proyectos alguna vez han recolectado, alrededor de 650,000 reportes en tiempo real de alrededor de 15,000 personas. Y no solo son muchas personas, realmente es un grupo diverso, personas de una amplia gama de edades, de 18 a 80, una amplia gama de ingresos, niveles educativos, estados civiles, y así sucesivamente. Ellos representan de manera colectiva cada una de las 86 categorías ocupacionales y vienen de más de 80 países. 

Divagar hacia la infelicidad

Entonces qué encontramos?
Primero que nada, las mentes de las personas divagan mucho. Cuarenta y siete por ciento del tiempo, las personas están pensando en otra cosa en lugar de lo que están haciendo. Considera la estadística la próxima vez que estés sentado en una reunión o conduciendo por la calle. 

Cómo ese porcentaje depende de lo que están haciendo las personas? Cuando miramos a través de las 22 actividades, encontramos un rango - desde un rango alto de 65 por ciento cuando las personas están bañándose o cepillándose los dientes, a 50 por ciento cuando están trabajando, a 40 por ciento cuando están haciendo ejercicio. Esto fue disminuyendo hasta el sexo, cuando el 10 por ciento del tiempo las mentes de las personas están divagando al menos 30 por ciento del tiempo, lo que creo que sugiere que el divagar no solo es frecuente, sino que es ubicuo. Llena todo lo que hacemos. Cómo se relaciona el divagar con la felicidad? Encontramos que las personas están significativamente menos felices cuando sus mentes están divagando que cuando no lo están, lo cual es desafortunado considerando que lo hacemos muy a menudo. Además, el tamaño de este efecto es grande - que tan a menudo divaga la mente de una persona, y en que piensa cuando lo hace, es mucho más predictivo de felicidad que la cantidad de dinero que ganan, por ejemplo. 

Ahora podrías mirar este resultado y decir, "ok, en promedio las personas son menos felices cuando están divagando, pero seguramente sus mentes están pensando en algo que no era muy disfrutable, al menos entonces el divagar sería benéfico para la felicidad". Resulta que, las personas son menos felices cuando están divagando no importa lo que estén haciendo. Por ejemplo, las personas realmente no disfrutan transportarse distancias largas para ir a trabajar; es una de sus actividades menos placenteras. No obstante, las personas están significativamente más felices cuando están concentradas en su viaje que cuando sus mentes están divagando en algo más. El patrón se mantiene para cada una de las actividades que medimos, incluyendo la menos disfrutable. Es sorprendente. 

Pero el divagar realmente causa infelicidad, o es al revés? Podría ser el caso que cuando las personas son infelices, sus mentes divagan. Quizás eso está provocando esos resultados. 

Tenemos suerte que en estos datos tenemos muchas respuestas de cada persona, y así podemos obervar, el divagar tiende a preceder la infelicidad, o la infelicidad tiende a preceder el divagar? Esto nos da algo de entendimiento en la dirección causal. 



Como resultado, hay una fuerte relación entre el divagar ahora y ser infeliz en poco tiempo después, consistente con la idea de que el divagar está causando que las personas sean infelices. En contraste, no hay relación entre el ser infeliz ahora y la mente que divaga un tiempo después. El divagar precede a la infelicidad pero la infelicidad no precede a la mente que divaga. En otras palabras, la mente que divaga parece más probablemente una causa, y no meramente una consecuencia de la infelicidad. 

Cómo podría estar sucediendo esto? Creo que gran parte de esta razón es que cuando nuestras mentes divagan, a menudo pensamos en cosas no placenteras: nuestras preocupaciones, ansiedades, arrepentimientos. Estos pensamientos negativos terminan teniendo una relación gigantesca con la (in)felicidad. No obstante incluso cuando las personas están pensando en algo que describen como neutral, están considerablemente menos felices que cuando no están divagando. De hecho, incluso cuando están pensando en algo que describen como placentero, están todavía menos felices que cuando sus mentes no están divagando para nada. 

La lección aquí no es que deberíamos detener el divagar de la mente completamente - después de todo, nuestra capacidad para revisar el pasado e imaginar el futuro es inmensamente útil, y cierto grado de divagar es probablemente inevitable. Pero estos resultados si sugieren que el divagar menos a menudo podría mejorar significativamente la calidad de nuestras vidas. Si aprendemos a estar en el presente completamente, quizás seamos capaces de lidiar más efectivamente con los malos momentos y obtener mayor disfrute de los buenos. 


domingo, 1 de septiembre de 2013

Recableando tus Emociones

Piensas que estás destinado a responder de la misma manera emocionalmente a los mismos detonadores? No necesariamente, dice Sharon Beagley. Con un poco de entrenamiento mental, puedes trazar nuevos caminos. 

Traducido por Roberto González Lazo, directamente de Mindful


Google cambia el cerebro. Jugar juegos de computadora cambia el cerebro. Conversar de manera compasiva cambia el cerebro. 
Si mas o menos esperas que esta lista sin fin eventualmente incluya, oh, hacer sopa de bolas de matzo cambia el cerebro, no estás solo. Es verdad que muchos estudios científicos sólidos muestran que el cerebro adulto puede cambiar en respuesta a los que hacemos y las vidas que llevamos. Pero están en peligro de saturarse, al menos en el entendimiento público, por declaraciones mucho menos rigurosas. (El jurado todavía está en Google, juegos y conversación, pero estoy muy segura que hacer sopa no acortará la lista). 
Es una pena ver algo tan significativo científicamente como la neuroplasticidad - la habilidad del cerebro adulto de cambiar su estructura o función de una manera constante - sobre popularizada al punto d que podría comenzar a perder su significado real. 
La promesa de aprovechar la neuroplasticidad para aliviar el sufrimiento es genuina. Desde la terapia física que cambia la parte del cerebro para que pueda hacer el trabajo de otra parte del cerebro que ha sido devastada por un derrame, a la terapia basada en mindfulness que silencia el circuito responsable del trastorno obsesivo compulsivo, las técnicas usando los principios de la neuroplasticidad ya están siendo usadas por médicos y terapeutas. Pero qué tan lejos puede ir la neuroplasticidad?
Quizás tanto como una restablecimiento emocional - usar la neuroplasticidad para cambiar la manera en como respondes emocionalmente a las altas y bajas de la vida. El Neurobiologo Richard Davidson de la Universidad de Wisconsin, un experto en el cerebro emocional, lo llama "la terapia comportamental inspirada neuronalmente". El está hablando de un tipo de terapia que identifica la actividad cerebral que subyace a un tipo emocional que deseas cambiar, como la tendencia a quedarse atascado en la ira, y entonces se enfoca en esta actividad cerebral con ejercicios mentales diseñados para alterarla. El resultado es un estilo emocional más saludable, como lo llama Davidson. 
Esta misión aún está en su infancia, pero hay pistas de que funciona. Mucha de la investigación de Davidson se ha centrado en determinar los patrones de actividad cerebral que caracterizan a las facetas de nuestro estilo emocional, tales como qué tan bien mantenemos los sentimientos positivos. (Información completa: Fui coautora del libro de Davidson del 2012, La Vida Emocional de tu Cerebro). Las personas que están un poco familiarizadas con la estructura del cerebro podrían asumir que estos patrones ocurren dentro del sistema límbico del cerebro, una región evolutivamente antigua que incluye la amígdala, las dos estructuras en forma de almendra que son responsables por los sentimientos de ansiedad y miedo. 
Si estos patrones estuvieran alojados en esta antigua región del cerebro, donde emergen nuestros poderosos instintos de supervivencia, se nos acabaría la suerte. Piensa en intentar usar tu voluntad para ser feliz o triste, o cualquier otra emoción, con la fuerza bruta de un sobreviviente. No se hace tan fácilmente. No se tu, pero me siento miserable y si alguien simplemente me dice que me anime, quiero ahorcarlo.
Afortunadamente, los circuitos emocionales del cerebro están de hecho conectados con los circuitos pensantes, que son mucho más accesibles a la voluntad consciente. Este ha sido uno de los descubrimientos más importantes de Davidson: el "cerebro cognitivo" también es un "cerebro emocional". Como resultado, la actividad en ciertas regiones cognitivas manda señales a las regiones que generan las emociones. Así que mientras que no puedes simplemente ordenarte tener un sentimiento en particular, puedes acceder a tus emociones por tus pensamientos. 
Esto es más fácil de entender con ejemplos. Davidson descubrió que las personas que tienen mayor poder de recuperación - capaces de recuperar su equilibrio emocional después de un problema en lugar de permanecer en la ansiedad, ira, depresión u otra emoción negativa - tienen fuertes conexions entre su corteza prefrontal izquierda (CPI) y la amigdala. La CPI izquierda manda señales inhibitorias a la amigdala básicamente diciéndole que se calme. Como resultado, los sentimientos negativos generados por la amígdala disminuyen, y ya no estás atascado en la infelicidad o el resentimiento. Por contraste, las personas con poco poder de recuperación emocional (incluyendo aquellas con depresión, quienes quedan destrozadas por cada desilusión) tienen menos o más débiles señales entre la CPI y la amigdala, debido a la baja actividad en el CPI o conexiones pobres entre ella y la amígdala). 
La terapia inspirada neuronalmente para incrementar el poder de recuperación, después, fortalece el CPI izquierdo para que mande señales inhibitoroas más fuertes y más duraderas a la amígdala. Una manera de hacer esto dice Davidson, es la meditación mindfulness, en donde tu observas tus pensamientos y sentimientos con la objetividad de un testigo desinteresado y no juicioso. Esta forma de entrenamiento mental te da la "oportunidad de pausar, observar qué tan fácilmente la mente puede exagerar la severidad del problema, notar que es un proceso mental interesante, y resistir caer en el abismo", me dijo él. Como resultado, tu creas conexiones más fuertes entre el CPI y la amígdala, y por lo tanto menos sentimientos persistentes de ira, tristeza y el probable bajón emocional. 
"La meditación te da la oportunidad de pausar, observar que tan fácilmente la mente puede exagerar la severidad del problema y resistir caer en el abismo" Richard Davidson. 
Otra forma de fortalecer el circuito que apoya el poder de recuperación emocional es a través del entrenamiento de restructuración cognitiva, en el cual tu retas la veracidad de los pensamientos catastróficos ("Estoy varios días retrasado en el trabajo, me van a despedir"). Esto compromete directamente la corteza prefrontal, dice Davidson, "resultando en una inhibición prefrontal incrementada de la amígdala". 
Davidson ha descubierto que en aquellas personas cuyo modo por dafault es un marco mental positivo y una sensación de bienestar, hay actividad elevada en el CPI izquierdo así como en el núcleo accumbens. Esta es una estructura en lo profundo del cerebro que está asocidada con el placer y el sentido de recompensa y la motivación. En contraste, en personas con un estilo emocional consistentemente negativo, el núcleo accumbens está callado y se encontró tener pocas conexiones con el CPI.
Así como la mayor parte del aparato emocional del cerebro, el núcleo accumbens no es alcanzable a través de el pensamiento consciente directo, no puedes activarlo a voluntad. Sin embargo, Davidson cree que puedes explotar sus conexiones con el CPI, el cual es accesible al pensamiento consciente. La gran fortaleza del CPI es la planeación, imaginar el futuro, y ejercitar auto control. Poniéndote en situaciones que demandas pensamiento proactivo, dice él, puedes fortalecer el CPI y por lo tanto la habilidad activar el núcleo accumbens. Podrías por ejemplo, ponerte en una situación donde atrae la recompensa inmediata - la comida prohibida funciona usualmente, aunque cualquier cosa divertida cuando se supone que deberías estar trabajando también sería efectiva - y resistir su llamado de sirena. 
Cuáles son los límites de la neuroplasticidad? La respuesta honesta es, no sabemos. Pero cuando los neurocientíficos en el pasado se mofaron del poder del cerebro de cambiar en maneras significativas, como remapear la corteza para restaurar la mobilidad después de un derrame, a menudo fueron desmentidos. Un estudio incluso muestra que el cerebro es suficientemente plástico para cambiar en respuesta a las demandas cognitivas que son nuevas para la evolución como el hollín industrial que causó que las polillas desarrollasen alas con escalas grises. A principios de este año, los científicos de Stanford descubrieron los coordinados anatómicos de la región cerebral, de menos de un quinto de pulgada de tamaño, que se encarga la visión de números. Si, el cerebro se ha especializado para procesar las probabilidades de 5 y 24. Ya que, "nadie nace con la habilidad nata de reconocer los números", dice el neurocientífico de Stanford Josef Parvizi, "es una demostración dramática de la capacidad de cambio de nuestros circuitos cerebrales" en respuesta a la educación y la cultura.  
Si una exposición regular a las tarjetas del 2+2, señales de especiales de ofertas en las ventanas de las tiendas, y otros dígitos en nuestro mundo es suficiente para causar que el cerebro desarrolle un circuito cerebral especializado, seguramente estamos solo en el Acto 1, escena 1, de entender el poder de la neuroplasticidad y cómo explotarla.  
Sharon Beagley es el jefe de corresponsales de salud y ciencia de Reuters, autor de Entrena tu Mente, Cambia tu Cerebro, y coautora con Richard Davidson de La Vida Emocional de tu Cerebro.