domingo, 15 de diciembre de 2013

Lo más Asombroso en el Universo

Cómo la vida y la conciencia son las llaves del universo

Por Robert Lanza
Traducido por Roberto González Lazo, directamente de Psychology Today

Lo más Asombroso en el Universo
Todo lo que percibimos (color, sonido y energía misma) es un proceso que nos involucra 







El descubrimiento sobresaliente que la realidad es creada por el observador reta todo lo que sabemos acerca de nosotros mismos y nuestra relación con el mundo. Aunque el "sigificado" de la física cuántica ha sido un debate desde que fue descubierta en los 30's, no estamos más cerca de entenderla ahora que en ese tiempo. La "teoría de todo" que por décadas había prometido estar a la vuelta de la esquina, ha estado atascada por décadas en las matemáticas abstractas de la teoría de cuerdas, con sus afirmaciones improbables. Pero es peor que eso. Hasta hace poco pensábamos que sabíamos de qué estaba hecho el universo, pero ahora resulta que el 96% del universo está compuesto por materia oscura y energía oscura, y no tenemos idea de lo que son. Hemos aceptado el big bang, aunque no provee ninguna explicación del por qué el universo está exquisitamente bien afinado para soportar la vida. 

Nuestro entendimiento de los fundamentos del universo de hecho está retrocediendo ante nuestros ojos. Entre más datos obtenemos, más hemos obtenido para malabarear nuestras teorías o desechar descubrimientos que simplemente no tienen sentido. 

Necesitamos una perspectiva nueva. Nuestras teorías actuales del mundo físico no funcionan, y no pueden hacerse funcionar hasta que tomen en cuenta la vida y la conciencia. En lugar de un resultado atrasado o menor después de billones de años de procesos físicos sin vida, el biocentrismo propone que nosotros absolutamente fundamentales para entender el universo. 
En el proceso de avanzar teorías físicas en el universo, la ciencia Occidental se las ha inconscientemente arreglado para encerrarse a sí misma en una jaula. El siglo veintiuno se prevé como el Siglo de la Biología, un cambio del previo dominado por la física. Parece que encaja, entonces, comenzar el siglo buscando en la vida las respuestas, no cuerdas imaginarias que ocupen dimensiones no vistas e igualmente imaginarias. Considera, por ejemplo, la vieja cuestión, "Si un árbol cae en el bosque, y nadie está ahí, hace algún sonido?"  La mayoría de las personas responden con decisión en el afirmativo "Por supuesto que hace sonido", quizás respondas, como si fuera algo tan tonto que valiera la pena contemplarse. Tomando esta postura, estás realmente aseverando tu creencia en un realidad objetiva e independiente. La mentalidad prevaleciente es la de un universo que existe igual con o sin nosotros. Esto encaja con pulcritud en la visión Occidental mantenida desde los tiempos Bíblicos, ese "pequeño yo" es de pequeña importancia o consecuencia en el cosmos. 

Pero qué ocurre cuando se cae un árbol? La ciencia básica de la tierra nos dice que el sonido es creado por una perturbación en algún medio, usualmente el aire. Las ramas y los troncos golpeando el suelo crean pulsos rápidos de aire. Así, que lo que tenemos en manos, en realidad son variaciones de aire y presión rápidas, las cuales se esparcen a alrededor de 750 millas por hora. Esto, de acuerdo con la ciencia simple, es lo que ocurre incluso cuando esté ausente un mecanismo cerebro-oído - soplidos de aire rápidos y pequeños. No hay sonido atado a ellos. 

Ahora, si una persona está cerca, los soplidos de aire causan que el tímpano del oído vibre, lo cual después estimula los nervios solo si el aire está pulsando entre 20 y 20, 000 veces por segundo (o menos para aquellos de nosotros cuya juventud inclyó conciertos de rock). El aire que sopla 15 veces por segundo no es intrínsicamente diferente del aire que pulsa 30 veces, no obstante el primero nunca resultará en la percepción humana del sonido. En cualquier caso, los nervios estimulados por el tímpano en movimiento envían señales al cerebro resultando en la cognición de un sonido. Solo entonces la conciencia humana conjura el sonido de la experiencia. En pocas palabras, un observador, un oído, y un cerebro son cada uno necesarios para la experiencia del sonido como son los soplidos de aire. El mundo externo y la conciencia son correlativos. 

Cuando alguien en automático contesta, "Por supuesto que el árbol hace sonido si no hay nadie cerca" están meramente demostrando su inhabilidad para ponderar un evento al que nadie asistió. Están encontrando difícil sacarse de la ecuación. De alguna manera continúan imaginándose presentes cuando están ausentes. 

Ahora considera una vela encendida colocada en el mismo bosque vacío. Este no es un contexto recomendable, pero considera si las flamas tienen un brillo intrínseco y un color amarillo cuando nadie las está viendo. Incluso si contradecimos los experimentos cuánticos y permitimos que las partículas han asumido posiciones actuales en la asuencia de observadores, la flama es meramente un gas caliente. Como cualquier fuente de luz, emite pequeños paquetes de energía electromagnética. Estas exhibiciones momentáneas de electricidad y magnetismo son todo el show, la naturaleza de la luz misma. 

Por si mismo, no hay nada inherentemente visual, nada brillante ni coloreado acerca de esa flama de vela. Ahora si las ondas electromagnéticas golpean el ojo humano, y si (y solo si) las ondas llegan a medir entre 400 y 700 nanómetros de largo, entonces su energía es justo la indicada para estimular los conos en la retina, los cuales a su vez envían pulsos eléctricos a las neuronas y hasta que ellas alcanza la parte trasera del cerebro. Allí, nosotros subjetivamente experimentamos un brillo amarillo ocurriendo en un lugar que hemos condicionado para llamar "el mundo externo". Otras criaturas que reciben los estímulos idénticos pueden experimentar algo completamente diferente, tal como una percepción de gris, o incluso tener una sensación completamente diferente. El punto es, que no hay una "luz amarillo brillante" allí afuera, para nada. NOSOTROS somos totalmente necesarios para la experiencia de lo que llamamos una flama amarilla. De nuevo, es correlativo. 

Y qué si tocas el árbol caído? No es sólido? Esto, también, es una sensación estríctamente dentro de tu cerebro y solo "proyectada" en tus dedos, cuya existencia también yace dentro de la mente. Así mismo, esa sensación de presión no es causada por ningún contacto con un sólido, sino porque cada átomo tiene electrones cargados negativamente en sus capas externas que se repelen los unos a los otros; así que los electrones del tronco repelen a los tuyos y tu sientes una fuerza deteniendo tus dedos. Nada sólido nunca se encuentra con cualquier otro sólido. Los átomos en tus dedos están cada uno tan vacío como un estadio de football vacío en el cual se sienta una mosca en la línea de la yarda 50. 

Considera los arcoiris: también somos necesarios para su existencia. Cuando nadie está ahí, simplemente no hay arcoiris. No es lo mismo de nuevo, quizás estés pensando, pero esta vez es más obvio que antes. Si tus ojos ven directamente opuesto al sol, las gotas de agua producirán un arcoiris alrededor de ese punto a una distancia de 42 grados. Pero tus ojos deben estar localizados en ese punto donde la luz reflejada de la gota iluminada por el sol converge, para completar la geometría requerida. Una persona alado de ti verá un arcoiris separado, si las gotas iluminadas por el so están muy cerca, la persona quizás no vea un arcoiris para nada. Tu arcoiris solo es tuyo. Un sistema ojo-cerebro (o su equivalente, una cámara, cuyos resultados solo serán vistos más adelante por un observador consciente) deben estar presentes para completar la geometría. Tan real como se ve el arcoiris, requiere tu presencia. 

Pocos disputarían la naturaleza subjetiva de los arcoiris, los cuales figuran tan prominentemente en los cuentos de hadas que parecen solo marginalmente pertenecer a nuestro mundo en primer lugar. Es entonces cuando incorporamos completamente que la vista de un rascacielos (o cualquier otro objeto) es solo dependiente del observador, que hemos dado el salto requerido para la verdadera naturaleza de las cosas. 

El hecho más asombroso del universo es el conocimiento de que todo lo que percibimos - color, sonido, e incluso la luz misma - es un proceso que involucra nuestra conciencia.